jueves, 1 de noviembre de 2007

Cosas que nunca te dije

No huyáis, no es una (otra) declaración de amor. Es sólo una lista de cosas de las que nunca se habla, con una breve introducción sobre mi preocupación por este hecho. ¿Por qué no se habla de ello? ¿Quién intenta taparnos la verdad? ¿Qué intereses hay ocultos? ¿Qué organizaciones: el CNI, la TIA?

- Desde hace unos años (¿tres, tal vez?), la radio española se limita a repetir y repetir lo que ellos han decidido que son “grandes éxitos” (salvo Radio 3, a la que tampoco le cojo el punto). Lo fueron haciendo poco a poco, y una de dos, o somos todos estúpidos y no nos hemos dado cuenta, porque se nos han frito las neuronas viendo el Tomate, El Diario de Patricia, etc., o nos gusta que nos repitan y repitan las mismas canciones una y otra vez, como a los hamsters les gusta dar vueltas a una rueda una y otra vez. Qué placer infinito. El caso es que no han debido de perder audiencia, porque si no, ya habrían cambiado de estrategia. Tragamos, ¿qué opción nos queda? ¿Enviarles una carta quejándonos, carta que nos llevaría escribir varios meses –sin faltas, incluso años-, para que nada cambie? A mí me exaspera. Me estomagan ya las dichosas cancioncitas, y seguro que me estoy perdiendo millones de cosas nuevas que me harían disfrutar enormemente, por culpa de la dictadura de la radio.
- Los zapatos y las sandalias de chica. Una amiga mía sí habló una vez de ello en su blog, pero me parece que sin la indignación que corresponde. ¿Cómo puede ser que absolutamente todos los zapatos y sandalias de chica hagan daño o rozaduras o su puta madre? ¿Y por qué tenemos que aguantarnos? ¿Por qué? Ni siquiera pagar un buen dinero (90€) por un par te asegura que te libres de la tortura. No. Me imagino a misóginos diseñadores de zapatos sonriendo maquiavélicamente sentados en un sillón con orejas, mientras acarician a su gato persa blanco (¿esto es del Inspector Gadget?). ¿Pero qué he hecho? Prefiero andar descalza o cortarme los pies antes que tenerme que poner esos elementos de castigo. Y aún así, muchas de nosotras mantenemos la sonrisa y somos simpáticas con la gente. Y no es cosa de mis pies; cuesta sacar este tema, pero cuando he conseguido que alguien cantara, me han confesado que ellas también sufren. Y sé que las he puesto en peligro por hacerme estas declaraciones, pero hay que hacer algo contra ello y las revoluciones requieren del sacrificio de algunas almas anónimas.
- Y la fruta. Los que tenéis más de 25 años, ¿recordáis cómo sabía la fruta? Suena a abuela y a “en mi época todo era mejor”, pero decidme que la fruta de ahora está rica. Los melocotones saben a insecticida, los que saben, los tomates ni siquiera (¿el tomate es fruta o verdura?), la sandía también sabe artificial, las fresas muy gorditas, pero insípidas, las ciruelas, los nísperos, y así el resto. Y te dejas un riñón en comprar una cosa asquerosa que te comes sin rechistar, sin siquiera hacer un comentario a tu acompañante de lo asquerosamente mala que está desde hace años la fruta.
- El tren de Cercanías. El tremendo problema de Barcelona tiene aquí a su silenciado hermano pequeño. Cada día de mi vida el tren sufre retrasos. Cada día. A veces, son cortos retrasos de 10 minutos (10 minutos que eran míos y que si no me los hubieran robado, seguro que los habría aprovechado), y a veces son retrasos de casi una hora. Sí, así es. Y para qué nos van a informar del tiempo previsto de retraso, por no hablar del motivo –alto secreto siempre-, si, total, tragamos y seguimos ahí sentaditos, muchos dormitando igual de plácidamente, otros refunfuñando por lo bajo, otros con una actitud impasible de persona madura que acepta los contratiempos con aplomo,… La última vez sí que dijeron algo por megafonía. Después de 40 minutos parados sin informarnos de nada, decidieron poner la cinta de “Señores viajeros, debido a las obras en la estación de Chamartín los trenes están sufriendo retrasos de 5 minutos. Disculpen las molestias”, seguida a los pocos minutos por la cinta de “Señores viajeros, por avería en la señalización de las vías, los trenes están sufriendo retrasos de 10 minutos”, y una más: “Señores viajeros, por ___ (no me acuerdo; también era mentira) los trenes están sufriendo demoras de más de 15 minutos”. Sí, empezamos a notar las demoras de más de 15 minutos hace unos 15 minutos; ¿puede ahora darme una información que sí me sirva de algo?

Habrá continuación, os lo voy advirtiendo.

4 comentarios:

Twat Boy dijo...

La radiofórmula es el brazo armado de las compañías discográficas. Es gracioso que para ser número 1 sólo haga falta tener dinero suficiente para pagarlo. Me grabo tocando la flauta (no sé tocar ese instrumento) y una cantidad de dinero, y soy el nuevo número 1 con un "estilo personal, intimista e introspectivo, la nueva sensación de la música". Menos mal que se inventó el tan perseguido eMule, lo que me permite escuchar canciones que jamás tendría la oportunidad de hacerlo, porque si no es rentable no se publica. No sé ni en qué frecuencia emiten los 40 "Principales(???!!!)", no te digo más. Un saludo en clave de sol

Pequeña Desorden dijo...

Pequeña Alma de Cántaro:
Totalmente de acuerdo con lo que escribes, pero te diría más:Tenemos más poder del que creemos. No somos pobre víctimas consumidoras de todo lo que nos pongan delante: podemos no comprar esos zapatos, podemos no comprar esos discos que nos imponen. Tenemos armas para ello, si todos tomasemos conciencia por algo, la situación cambíaria...
Es dificil, yo no me veo cultivando mi propia fruta...
Es la eterna utopía de que si todos hiciesemos algo el mundo cambiaría...

almadecántaro dijo...

Efectivamente, Twat, el dinero, nuestro dictador (uh, que rojilla parezco).
Pequeña, no puedo no comprar zapatos, porque tengo un trecho desde donde me deja el tren hasta mi oficina, y seguro que algún cristal pillo, que tengo muy mala suerte. Y te aseguro que me he comprado zapatos que me sonreían con ternura y que sólo después de usarlos, cuando ya no podía devolverlos, han mostrado su faceta sádica.

Pequeña Desorden dijo...

hola Alma de Cántaro:
Me refería a los zapatos de tacón, no atodos los zapatos. Creo que no hay zapato en el mundo (ya sea de hombre, mujer o regional) que no nos haga daño, porque corta las alitas al salvajín que aún llevamos dentro.Es el precio de la cultura, que diría Freud. Besitos wapa