A dos minutos de poner dos tablas de madera cruzadas sobre mi blog, porque cometí un estúpido error que ahora me obliga a censurarme y eso no es, me planteo si poner un nuevo link de alguien que me ha descubierto la de siempre (¿gracias?; me he vuelto a enamorar de un chico que no conozco). O si escribir de mi falta de personalidad, o más bonito, de mi enorme capacidad de mimetizarme con todos los estilos de la gente que leo y me gusta (bloggers o no). O si, ahora que he tenido que coger 12 taxis uno detrás de otro (29 años, 7 taxis, tres días, 12), comentar el misterioso efecto del volante imantado de los taxis que hace que la distancia entre el mismo y el taxista no supere los 25 centímetros. Pero este tema se haría largo (lo que solía ser mi tónica general, hasta que el inseguro camaleón que llevo dentro me tentó a probar otras cosas), porque también querría disertar sobre si ese trabajo provoca tics y desequilibrios mentales, o si el carnet de taxista exige que las prácticas se hagan en los coches de choque. Y como tampoco tengo tiempo -pero no os puedo explicar por qué; recordad, ahora tengo que censurarme-, pues lo dejo aquí.
Y como siempre, me pido un día más para decidir. Matar, por mucho que sea a un ser (si me creo que las plantas tienen vida, los blogs no van a ser menos) que se diría que siempre ha estado muerto, es una decisión que no se puede tomar a la ligera.
domingo, 25 de noviembre de 2007
To be or not to be
Así habló almadecántaro a las 10:26 4 voces en mi cabeza
domingo, 11 de noviembre de 2007
Perdiendo el tiempo
Mi moraleja: la química es indetectable a través de un ordenador y pretender controlar lo que debe ser espontáneo es una paradoja insalvable (de la que ya hablaba un sesudo psicólogo).
Así habló almadecántaro a las 17:33 2 voces en mi cabeza
viernes, 9 de noviembre de 2007
Talento
Recurrentemente, tengo una discusión con una amiga sobre si el talento es algo que viene de serie o si el esfuerzo es suficiente para conseguir grandes cosas (la discusión no es tan simplista, pero por abreviar). Yo soy la que defiende que lo determinante es el talento, y que sin él, el esfuerzo pierde el tiempo. Hay quienes se empeñan y consiguen hacer cuadros-libros-canciones-...(arte, en general) digeribles, incluso bonitos-interesantes-pegadizas. Y, oye, tienen su mérito. Pero sólo los seres con talento consiguen hacer magia. Sólo lo que ellos hacen atrapa y conmueve.
El autor de este cuadro es un niño encantador de una familia bien, que tras un tiempo sin rumbo, y bajo cierta presión familiar para que fuera a la Universidad, estudió Bellas Artes. No parecía algo vocacional, y la gente sospechaba que era la adoración por su padre, también pintor, lo que estaba determinando su elección. Se dejaba llevar. Pero su talento estaba al acecho.
Y ahora no puedo dejar de mirar este cuadro.
Es de Pablo Pereda, y se está exponiendo la colección "Momentos" en el Café Galdós, en Madrid, C/ Madrazo, 22, metro Sevilla.
Así habló almadecántaro a las 19:55 1 voces en mi cabeza
jueves, 1 de noviembre de 2007
Cosas que nunca te dije
No huyáis, no es una (otra) declaración de amor. Es sólo una lista de cosas de las que nunca se habla, con una breve introducción sobre mi preocupación por este hecho. ¿Por qué no se habla de ello? ¿Quién intenta taparnos la verdad? ¿Qué intereses hay ocultos? ¿Qué organizaciones: el CNI, la TIA?
- Desde hace unos años (¿tres, tal vez?), la radio española se limita a repetir y repetir lo que ellos han decidido que son “grandes éxitos” (salvo Radio 3, a la que tampoco le cojo el punto). Lo fueron haciendo poco a poco, y una de dos, o somos todos estúpidos y no nos hemos dado cuenta, porque se nos han frito las neuronas viendo el Tomate, El Diario de Patricia, etc., o nos gusta que nos repitan y repitan las mismas canciones una y otra vez, como a los hamsters les gusta dar vueltas a una rueda una y otra vez. Qué placer infinito. El caso es que no han debido de perder audiencia, porque si no, ya habrían cambiado de estrategia. Tragamos, ¿qué opción nos queda? ¿Enviarles una carta quejándonos, carta que nos llevaría escribir varios meses –sin faltas, incluso años-, para que nada cambie? A mí me exaspera. Me estomagan ya las dichosas cancioncitas, y seguro que me estoy perdiendo millones de cosas nuevas que me harían disfrutar enormemente, por culpa de la dictadura de la radio.
- Los zapatos y las sandalias de chica. Una amiga mía sí habló una vez de ello en su blog, pero me parece que sin la indignación que corresponde. ¿Cómo puede ser que absolutamente todos los zapatos y sandalias de chica hagan daño o rozaduras o su puta madre? ¿Y por qué tenemos que aguantarnos? ¿Por qué? Ni siquiera pagar un buen dinero (90€) por un par te asegura que te libres de la tortura. No. Me imagino a misóginos diseñadores de zapatos sonriendo maquiavélicamente sentados en un sillón con orejas, mientras acarician a su gato persa blanco (¿esto es del Inspector Gadget?). ¿Pero qué he hecho? Prefiero andar descalza o cortarme los pies antes que tenerme que poner esos elementos de castigo. Y aún así, muchas de nosotras mantenemos la sonrisa y somos simpáticas con la gente. Y no es cosa de mis pies; cuesta sacar este tema, pero cuando he conseguido que alguien cantara, me han confesado que ellas también sufren. Y sé que las he puesto en peligro por hacerme estas declaraciones, pero hay que hacer algo contra ello y las revoluciones requieren del sacrificio de algunas almas anónimas.
- Y la fruta. Los que tenéis más de 25 años, ¿recordáis cómo sabía la fruta? Suena a abuela y a “en mi época todo era mejor”, pero decidme que la fruta de ahora está rica. Los melocotones saben a insecticida, los que saben, los tomates ni siquiera (¿el tomate es fruta o verdura?), la sandía también sabe artificial, las fresas muy gorditas, pero insípidas, las ciruelas, los nísperos, y así el resto. Y te dejas un riñón en comprar una cosa asquerosa que te comes sin rechistar, sin siquiera hacer un comentario a tu acompañante de lo asquerosamente mala que está desde hace años la fruta.
- El tren de Cercanías. El tremendo problema de Barcelona tiene aquí a su silenciado hermano pequeño. Cada día de mi vida el tren sufre retrasos. Cada día. A veces, son cortos retrasos de 10 minutos (10 minutos que eran míos y que si no me los hubieran robado, seguro que los habría aprovechado), y a veces son retrasos de casi una hora. Sí, así es. Y para qué nos van a informar del tiempo previsto de retraso, por no hablar del motivo –alto secreto siempre-, si, total, tragamos y seguimos ahí sentaditos, muchos dormitando igual de plácidamente, otros refunfuñando por lo bajo, otros con una actitud impasible de persona madura que acepta los contratiempos con aplomo,… La última vez sí que dijeron algo por megafonía. Después de 40 minutos parados sin informarnos de nada, decidieron poner la cinta de “Señores viajeros, debido a las obras en la estación de Chamartín los trenes están sufriendo retrasos de 5 minutos. Disculpen las molestias”, seguida a los pocos minutos por la cinta de “Señores viajeros, por avería en la señalización de las vías, los trenes están sufriendo retrasos de 10 minutos”, y una más: “Señores viajeros, por ___ (no me acuerdo; también era mentira) los trenes están sufriendo demoras de más de 15 minutos”. Sí, empezamos a notar las demoras de más de 15 minutos hace unos 15 minutos; ¿puede ahora darme una información que sí me sirva de algo?
Habrá continuación, os lo voy advirtiendo.
Así habló almadecántaro a las 23:44 4 voces en mi cabeza